sábado, 18 de febrero de 2006

Hipocondria vital

Querida Mara:

Feliz cumplemeses. Perdona el palabro pero, dado que justamente hoy cumples tu tercer mes entre nosotros, la ocasión lo merece. Seguramente el Diccionario Panhispánico de Dudas nos absolverá la osadía lingüística. Disfrútalo. Sólo se cumplen tres meses una vez. Lo mismo te dirán cuando celebres tu primer aniversario o arribes a la mítica mayoría de edad.

Ufff… Un trimestre entre nosotros. Cosecha de cates y aprobados en los boletines de notas de la vieja escuela… un mundo, Mara. Un mundo contigo.

Ayer, precisamente, te tocó la revisión de los tres meses y, perdona la comparación, la situación me trasladó al concesionario. Mientras que tú aún andas en rodaje, los demás empezamos a renovar la ITV. Hasta cerca de los 30 el cuerpo humano parece en eterna garantía a prueba de bombas y salvajadas. Con el paso de década, cinco minutos robados al sueño nocturno por culpa de Eva Hache o una inocente tertulia te convierten en zombi y los dolores ocasionales anticipan ya algún achaque crónico.

La seguridad obsesiva se ha convertido en la pandemia de esta sociedad hipersana

Ya se sabe que, citando a Twain, la única manera de conservar la salud es comer lo que no quieres, beber lo que no te gusta, y hacer lo que preferirías no hacer. Condiciones que convierten a este preciado bien en mera quimera.

Por supuesto, tu diagnóstico era el previsto: "Sana como un toro". Supongo que el símil taurino sirve hasta que al animal de lidia le presentan al banderillero. En tu caso, basta con contemplar esos mofletones para adivinarlo.

Asepsia global

Tres cosas le pido a la vida, dice la copla. Una de ellas, salud. Deseo éste que en el opulento occidente incluso llega a convertirse en enfermedades tan paradójicas como la vigorexia o la compulsión de quienes convierten sus cocinas en laboratorios bioquímicos.

En nuestra peculiar burbuja aséptica de un mundo pasteurizado y desinfectado, nos transformamos en alérgicos permanentes y el terror no sólo llega de la mano del fanatismo político o religioso. El miedo, en estos últimos meses, tiene alas. Siempre las tuvo, pero ahora con plumas y pico.

La alerta de la gripe aviaria llena portadas y, sin embargo, apenas tiene eco cualquiera de las guerras olvidadas que ha aniquilado a más personas de las que ha contagiado esta nueva amenaza global.

La seguridad obsesiva se ha convertido en la pandemia de esta sociedad hipersana. Nuestros miedos a perder este paraíso aséptico acabarán haciéndonos entregar las llaves de la dorada jaula en la que voluntariamente nos recluimos. Así renunciamos obedientes a derechos y libertades cuando se enciende la alerta roja sin que el acongoje permita el pensamiento crítico. Nos hemos convertido en hipocondriacos de la vida misma, Mara.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡FELIZ "CUMPLEMESES", MARA!!

Ahhhhhh y dile a tu papá 2 cosillas:

1. Que no encripte tanto tus fotos cuando las envíe por mail porque no te vemos, sólo vemos incomprensibles letras y números, y tú no lo mereces ;-)

2. Que cuando me intente convencer de que Ali y yo tengamos un nene o nena, no venga con 5 minutos por delante, que con prisas no se va a ninguna parte.

Besazos y que sigas tan wapetona y sanota.

Anónimo dijo...

Una sorpresa: eres cáncer, como yo. ¿También Marita? Si así fuera, bien podrías hablar de los tantos y tantos tipos de esta enfermedad que nos salen cada día desde cualquier esquina con sólo levantar la mano, como cuando pides un taxi (sólo que en esta ocasión no lo eliges tú, claro). Aunque vengan sin alas, también son mortales: mandamases incompetentes, ilusiones rotas, apatía generacional. Mara nos devuelve las ganas de vivir. Que siga creciendo bajo esa mirada crítica tuya. Y bajo esta compañía certera nuestra. FELIZ TRILOGÍA MENSUAL, CAMPEONA!!