lunes, 25 de septiembre de 2006

A por la 51ª

Querida Mara:

Recién cumplidos tus diez meses en este mundo que te deformo, pareces decidida a patearlo enseguida. De la sillita a la carrera, sin estaciones intermedias ni gateos. Las nuevas generaciones pisan fuerte, que dirían nuestros ancestros de Atapuerca. Haces bien en erguirte pronto, que no hemos nacido para arrastrarnos.

Estrenas botas, que parecen de playmobil, cuando los primeros cielos nublados con sus tormentas intempestivas arrastran olores a tierra mojada, vientos de lejanas latitudes y recuerdos de cine. Los de la memoria sentimental en el que las colas del Roxy, tapizadas bajo los paraguas, se funden en negro con el descubrimiento de los universos de Von Trier, Fernando León y tantos otros.

En estas ondas arranca hoy la cuenta atrás hacia la 51ª Semana Internacional de Cine de Valladolid, la SEMINCI, que aguarda a la vuelta de octubre cuando los grandes enrollen la alfombra roja hasta la próxima cita. Con el equipo del certamen transformado en sastre rematando las costuras del nuevo traje, cada año único, comenzamos a conocer algunos de los títulos que abotonarán un cargado programa de películas, cortos y documentales.

Los semanistas crecen en las incubadoras

de las salas de cine

Durante unos días la recia capital castellana se convierte en sede cosmopolita de gentes de mil idiomas que adornarán sus calles con variados acentos y ropajes. Entre el exotismo y el glamour foráneo, sin embargo, destaca la infantería que padece o se emociona con cada historia en las trincheras de las butacas del Calderón.


Son los semanistas, una especie en constante expansión que crece generación tras generación en la incubadora de las salas de cine. Loach quizá nos ponga los cuernos y cambie la ribera del Pisuerga por la costa azul de Cannes, pero ellos permanecen inasequibles al desaliento ante las decepciones de algunos crímenes de lesa humanidad cinematográfica, compensados con sorpresas tan entrañables como ‘El hijo de la novia’ o ‘Familia’.

Se les reconoce por el hábitat que frecuentan en esta reserva natural del ptimo arte que quiere ser la SEMINCI. Cazan entradas en colas convertidas en mobiliario urbano, discuten enardecidos por un raccord y mantienen las constantes vitales gracias al suero intravenoso de la cafeína. La mejor aliada cuando Manoel de Oliveira se pone detrás de una cámara. El Apocalipsis parece más cercano que el final de cualquiera de sus obras.

Cumplidas las bodas de oro, el matrimonio entre cinéfilos y su Semana parece razonablemente bien avenido con sus más y sus menos. Para seguir nutriendo los regimientos de espectadores, querida Mara, no estaría de más reforzarte la papilla con granos de espiga y una pizca de Trouffaut aliñado con Kiarostami. Nos vemos en la cola.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Como una astenia otoñal, la SEMINCI inunda las pantallas vallisoletanas con su lúgubre recordatorio de cuan insoportable resulta nuestra existencia, de cómo alimentamos la injusticia infinita entre nuestros congéneres. Prozac en Cinemascope. Cine de autor.

Querida Mara, nutre tus inocentes pupilas con el vigor colorista de Disney, con su vitalidad.

La vida es una mierda, sí. Pero ya lo descubrirás tú sola, sin que ningún Ken Loach arruine de forma tan prematura, tu dulce infancia.

Fdo. Fígaro

Tuti dijo...

Mmmmm.... viva la pedanteria :)

Anónimo dijo...

Lamento no poder rebatir tu brillante argumentario. Aunque intuyo que ese "Mmmmmm...." esconde un ejercicio de sesuda reflexión interior de un par de segundos, para concluir que no merece la pena ni contestar. No lo merezco. Hay algo más pedante que eso. Sin acritud.

Fígaro

Angel Domingo dijo...

Chicos, 'no pelearos', que se despierta la niña.

Anónimo dijo...

He susurrado mi post en un tono de voz tan imperceptible para el oido de Mara, que la intuyo abrazada a Morfeo, como si nada.

Fígaro

Angel Domingo dijo...

Muy amable, Fígaro. Por cierto, disculpa la descortesía de no agradecerte el paseo por estos lares. Bienvenido.

Anónimo dijo...

La descortesía es mía por entrar en la habitación de Mara, mientras le leías tu carta, para apostillar negándote la mayor. Y ello, sin haber sido invitado, y encima desde el anonimato más absoluto.

Dicho esto, agradezco que me permitas dejar caer por aquí, para leer tus consejos epistolares. No te prometo el aplauso gratuito, porque soy respondón.

Respondón como aquel brillante periodista de quien tomo prestado uno de sus pseudónimos, con mucha humildad, porque no le llego ni a la pelusilla de los dedos de los pies.

Hasta pronto

FIGARO